Se me quedó en los brazos
el peso de tu cuerpo
y tu calor
que se te fue
también muriendo.
Se me quedó en los ojos
el azul de tus ojos
que fueron para mí
cielos azules.
Se me quedó en el pecho
el dolor
de tu pecho
que todavía llevo.
Se me quedó en el alma
tu ronco silencio
que estrangulo
el silencio de la noche
mi sangrante silencio.
Se me escapó tu vida
entre mis lágrimas
puñado de arena
por mis dedos
y todo
en minutos convertidos
en ladrones
con puñales
de duelo.
A Alicia Murzi de Tarre ( Su madre)
Monday, March 07, 2005
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